Estimados asociados.
Aunque se cumplió el pronóstico meteorológico de día lluvioso y desapacible para el pasado sábado 5 de Noviembre, en el que se le ocurrió presentarse al retrasadísimo otoño, 46 valientes compañeros senderistas nos presentamos a las 8,30 de la mañana en la puerta del hospital. Bueno especifiquemos, ¡40 mujeres! y 6 despistados varones alguno pensando que probablemente se aplazaría la salida para otro día de mejor pronóstico. Pero no, nadie planteó aplazarlo y menos suspenderlo, así que todos al autobús….todos menos una, nuestra querida Escoly, que haciendo honor a su impuntualidad nos hizo esperar a todos sentados hasta casi las 9 horas. “Llegará, nos dijo Pablo, nuestro organizador, y le echará la culpa al mundo de su retraso”. Que bien la conoce. “Ha sido el autobús, el metro….” se disculpaba, pero bueno se le dio un aplauso sin reproches, por sus esfuerzos en reclutar al más numeroso grupo en las 3 salidas senderistas que AHUPA ha organizado hasta ahora. Y sólo fallaron 4 personas de los inscritos.
Partimos por la autovía de Zaragoza-Barcelona nublado pero sin lluvia que apareció en pocos kilómetros. Comenzó a chispear y en nuestra primera parada en Torremocha del Campo a unos 120 km. ya nos cayó un buen chaparrón con fuerte viento. Tomamos café, compramos pan, magdalenas caseras y tortas de cabello de ángel en la panadería del pueblo, que nos recomendó Pablo y seguimos a Pelegrina. Con las ruinas del castillo a la vista hicimos una oportuna parada en el llamado Mirador de Félix Rodríguez de la Fuente sobre las espectaculares paredes calizas del barranco del rio Dulce y la colonia estable de buitres sobrevolándolo. Es un parque natural, zona de Especial Protección para las aves, incluido en la Red Natura 2000. Nos impresionó ver el cauce del rio al fondo y los senderos por donde estuvo prevista nuestra ruta. Y digo estuvo porque dado el estado del tiempo, lluvioso y ventosos, Pablo decidió que haríamos una ruta más corta, de 3,7 km. exactamente, bordeando una orilla del rio y volviendo por la otra partiendo y volviendo al pueblo.
El paseo resultó bastante agradable pues sólo nos chispeó al inicio y al final, el viento no se notaba en el fondo del barranco, la temperatura ideal para caminar e incluso nos salió el sol en algunos tramos que nos permitió apreciar mejor los colores otoñales de los chopos y nogales con los matices de sus hojas. Hubo quien hasta se desprendió de alguna prenda con las que iba forrada por el calor de la marcha. También se lució alguna experta en plantas de la zona. “Esto son endrinas para hacer pacharán”. “Estas bolita rojas son llamadas tapaculos por su probada eficacia para las diarreas incoercibles”. “Probad esta moras que son las últimas y están muy maduras y dulces”. Es lo que tiene pasear por el campo con “damas de pueblo” que conocen la naturaleza. Toda una delicia. Unas dos horas por un sendero casi llano, respirando profundo, contemplando el otoño en el barranco y con parada en la caseta desde la cual D. Félix filmaba a los buitres para la serie de La Fauna Ibérica donde se reproduce la grabación que hizo de un águila que coge a una cabra montesa y sujetándola con sus garras alza el vuelo con ella a través de las hoces de este rio. Impresionante escena.
Vueltos al pueblo contemplamos la pequeña iglesia románica por fuera pues estaba cerrada. Caminamos hasta la zona donde estaba aparcado el autobús y de nuevo lluvia. Que digo, el diluvio es lo que caía a la hora que nos tocaba el aperitivo resguardados en un pequeño cobertizo con no pocas goteras pero que no impidieron que disfrutáramos de un rico vermut y unas botellas de tinto con un rico chorizo de León, puntito picante, salchichón, mortadela, patatas, aceitunas…..y como si oyéramos llover (que lo vimos y oímos) acabamos con todo lo que Pablo y otras compañeras de la Fundación al Alba, que él coordina, nos habían preparado.
Repuestos y “contentetes” nos montamos en el bus y nuestro tranquilo y experimentado conductor, Luis, nos llevó hasta el Centro de Mayores de Sigüenza donde compartimos la comida que cada uno llevaba y durante casi dos horas disfrutamos charlando y riendo, recitando poesía Benito y una curiosa idea de Pablo: leyendo distintos HAIKUS (poemas de origen japonés) del poeta uruguayo Mario Benedetti que nos repartió y otro que a cada uno nos inspirara. Resultó ilustrativo. ¡Cuánta poetisa en la sala!, pero poeta ninguno (de los 6 maderos presentes), Carlos se atrevió en el autocar con un atisbo….de Haikus
A la hora convenida (16,30) llegó nuestra guía para realizar una visita por la ciudad de Sigüenza. Dos horas recorriendo sus empinadas calles explicándonos sus nombres, sus orígenes, almorávides o judíos, visitando el castillo-parador en su patio interior y exteriores, la iglesia de Santiago, la de San Vicente en restauración y la Casa del Doncel para acabar en la Plaza Mayor donde está el Ayuntamiento y la catedral en frente, ya cerrada a esa hora, concluyendo a las 18,30 h. y vuelta a nuestra sufrida capital con llegada a la puerta del hospital a las 20,30 h. cansadillos pero contentos y con ganas de repetir.