Hoy, veintitantos jubilados
hemos ido a pasear por Madrid,
donde Carlos estrenaba altavoz,
con lo cual su trabajo se ha facilitado.
La cita ha sido en el bar Bellas Artes.
A la salida vemos una exposición,
de fotos muy interesantes, una selección,
denominada Creadores de Conciencia.
Son historias captadas en un instante
En Irak, Siria, Venezuela, Colombia, etc.
Son terribles momentos,
que te hacen sentirlos,
que te revuelven, sólo con verlos.
Para contrarrestar vamos a la calle del Marqués de Casa
cuyos jardines son un remanso de paz,
donde conocemos la historia del palacio que nunca se habitó
y la del segundo, al que similar historia le sucedió.
También hay un bar para descansar.
Seguimos por la calle Marqués de Cubas,
antes llamada calle del Turco,
donde Prim fue en su berlina tiroteado,
y posteriormente, ya en su casa,
se ha descubierto recientemente
que fue estrangulado.
¿quién fue el inductor? ¿Quién fue el autor?
Muchas teorías, pero nadie lo ha confirmado.
También subimos a la terraza del Bellas Artes,
cuyo autor fue el gallego Antonio Palacios.
Edificio por Valle-Inclán y Lorca criticado.
A este último le salió la mala leche granadina
cuando escribió con socarrona ironía
bajo el seudónimo de Capdepón:
Soneto al eximio arquitecto Palacios, autor del portentoso edifico del Círculo de Bellas Artes (Madrid), que tiene la admirable propiedad de mantenerse todo sobre una pequeña columna
¡Oh, qué bello edificio! ¡qué portento!
¡Qué grandeza!¡Qué estilo! ¡Qué armonía!
¡Qué masa de blancura al firmamento
para hacer competencia con el día!
La ciencia con el arte aquí se alía
en tanta perfección, según yo siento,
que en aqueste soneto solo intento
a mil enhorabuenas dar la mía.
En Guatemala existe un edificio
de menor importancia en mi concepto,
y no obstante tuvieron el buen juicio
de nombrar general al arquitecto.
Mas en Madrid yo no he encontrado
indicio de que piensen honrar a tu intelecto.
Ya lo sabes, Palacios, ¡gran patricio!,
que a Babilonia antigua has resurrecto.
En la terraza, Minerva pacientemente nos espera,
pues en este Olimpo el tiempo no cuenta.
Te invita a pasar las horas muertas,
bañado por el sol que nos calienta
contemplando, admirando…
y ¡por Júpiter! que es cosa cierta.
Las vistas son impresionantes, de dos obras suyas
el antiguo Banco Central y el Palacio de comunicaciones,
hoy ayuntamiento, tantas veces abominado como tal
por la hipócrita política actual.
También divisamos la calle Alcalá y allá abajo La Cibeles,
la bella cúpula de San José, antes de San Hermenegildo,
la antigua telefónica y otras muchas edificaciones.
Así mismo fue el arquitecto
del Casino de Madrid, con su soberbia escalera,
de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando,
del logotipo romboidal del metro madrileño,
¡qué aún perdura!
y de algunas entradas a dicho medio de transporte.
Y ¿cómo se le ha pagado?
¡Ni una sola calle con su nombre!
Descendemos los siete pisos en ascensor,
recorremos la calle de los Madrazos,
donde vivieron esa saga de pintores de retratos.
Pasamos delante del teatro de la Zarzuela.
Recordamos nuestros tiempos de las entradas de clac,
rodeamos el Congreso de los Diputados,
para ver la exposición de Las Constituciones Españolas.
Son siete en total, las expuestas allá.
Mi corazón se emociona al ver la primera, la Pepa,
traicionada por el felón del rey Fernando,
las firmas de sus principales hacedores de la última.
También contemplamos la de la Republica.
Como recuerdo, un librito de la Constitución llevamos.
Es tarde, tenemos una visita guiada
en el Bellas Artes de San Fernando.
Aceleramos el paso, subiendo hacia la calle Alcalá,
en la sombra, el frío taladra nuestros huesos,
mas el sol es una delicia que proporciona bienestar.
Vamos a ver “La España de Laurent”. Al fin llegamos.
Es el introductor de la fotografía en España,
el fotógrafo real con Isabel II y con la República.
Ante el sorprendido visitante
se abre un mundo apasionante,
los “retratos en tarjeta”, los daguerretipos,
la aparición del colodión húmedo para la fotografía,
las fotos “instantáneas” que duraban quince minutos…
Nos muestra cosas aún más importantes,
como la España folklórica de entonces,
los trajes regionales en la boda de Isabel II,
la historia vivida de personas,
vestimentas, monumentos, paisajes.
Por último, reproduce, nos enseña
el ingenioso carro con ballestas
para amortiguar su paso por aquellos caminos
llevando un laboratorio ambulante
repleto de vidrio y productos químicos.
Todos salimos muy contentos
con el nuevo episodio de “Anda Madrid”
¡Esto sí que ha sido un invento!
Un saludo a todos.
Pepe de la Rosa