Por Cremades comandada,
una tropa de unos veinte jubilados,
a una hora, para algunos temprana,
nos reunimos en la plaza de la Luna,
sobre la bronceada placa
que da fe del umbramundo,
la región de las sombras.
Hace calor y sólo las diez de la mañana.

Las tres santas madrileñas son recordadas,
Santa María de la Cabeza, Santa Soledad Torres de Acosta
y Santa María Micaela. Por muchos ignoradas.

placa

Vemos la portada de la iglesia de la Buena Dicha,
donde a algunos héroes del dos de mayo sepultaron,
entre ellos, las heroínas Clara del Rey y Malasaña.
Ahora guardados en el cementerio de la Florida
junto a la ermita de San Antonio, donde Goya está enterrado.

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Entramos en una farmacia centenaria,
desde Fernando VII, con Herranz, su fundador,
seguido de otros dueños como Conthe y ahora Cardona.
Aún conserva su agradable y vetusto sabor.

cuadro

Seguimos a San Martin de Tours,
donde las parejas para casarse entran por la Luna
y salen por Desengaño.
¡Vaya broma que se gastan,
esas calles de antaño!

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Muy cerca, la iglesia de la Orden de la Merced,
donde una monja, vestida de seglar,
historiadora, organizadora y charlatana contumaz,
nos cuenta su historia, aunque no puede negar
pertenecer a la Orden Mercedaria
y que está en posesión de la verdad.

Esta es la historia por ella contada:
Por el rico judío Antonio Cortezo y sus dos hijos,
la iglesia fue generosamente financiada,
más envidiados por el Conde Duque de Olivares,
al final consigue que se marchen a Nápoles

Presidiendo la cabecera del Altar Mayor,
vemos la monumental pintura de Juan de Toledo,
la grandiosa Inmaculada Concepción.

estampas

También nos relata la vida de la beata María Ana de Jesús.
Su padre, de los tres últimos Austrias, fue su criado,
por eso tuvo oportunidad de conocer a muchos nobles adinerados.
Amiga y vecina de Lope de Vega,
a ellos se atribuye el dicho:
De Madrid al cielo.
Hoy no sé si eso es verdadero.
Ayudó a los pobres del lugar,
pues le pedía, a sus amigos los poderosos,
conocidos en sus tiempos mozos.
Con su dinero, daba refugio y yantar.

Al fin salimos de allí,
huyendo de su verborrea sin par.
Por su culpa llegamos con retraso
a otro templo, digno de visitar.

Es conocida como Iglesia de los Alemanes,
la capilla sixtina madrileña,
¡bueno, tampoco hay que exagerar!
pero del chulapo de Madrid,
de sus exageraciones, es mejor no hablar

No obstante, es bella, distinta y singular
Se llamó y se debería llamar,
Iglesia de los portugueses,
más reinando Carlos II el Hechizado,
su mujer Mariana de Austria,
se la regaló a los germanos.
Al fin y al cabo, eran sus paisanos.

iglesia

Es una iglesia de traza circular,
que por la llamada “Pragmática Pobreza”,
la piedra y el mármol es simulado,
en realidad, es estuco pintado,
pero con Carlos III, el altar Mayor
se rehace con su verdadero material,
en lugar de poner el imitado.

A primeros del XVII el italiano Ricci
viene recomendado por Velázquez,
pinta la bóveda al fresco,
y más tarde Lucas Jordano
lo hace sobre las paredes,
las que hay por debajo,
aunque hay quien dice
que Goya le echó una mano.

Se trata de seis milagros de San Antonio de Padua,
el “santo mentiroso”,
dicho en sentido cariñoso,
pues se llamaba Fernando y no Antonio,
y no era de Padua sino de Lisboa,
donde su hogar,
aún muestran a los turistas
que van hasta allá.

Se representan seis milagros del santo:
El del pie amputado y arreglado,
del burro y la Sagrada Forma,
del falso ciego que quiere engañar al santo,

fresco

de la falsa acusación de asesinato, a su padre,

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del recaudador de tributos, abusivo,
y del niño señalando a su padre que lo negaba.
Hay además algunos santos reyes, representados.

pared

Para terminar, bajamos a la cripta
donde están enterrados,
Berenguela, hija de Alfonso X el Sabio
y Constanza, hija de Fernando IV el Emplazado

El tiempo sin pensarlo ha pasado,
son las dos de la tarde,
¡menudo paseo que nos hemos dado!

Madrid 20-junio-2018

José de la Rosa Caballero