Quienes afrontamos los rigores de un miércoles de febrero madrileño con unos típicos churritos recién hechos en la cafetería donde estábamos citados, superamos con cierto éxito las corrientes asesinas que azotaban esa mañana a todo transeúnte que osara acceder por cualquiera de los arcos que dan acceso a esta hermosa Plaza Mayor.
El sol de febrerillo el loco nos protegió del frío y con cierta comodidad pudimos disfrutar de la exhaustiva información que el Dr. Cremades había recopilado para esta visita.
Comenzamos el itinerario por la calle Postas. Hoy dedicada casi en su totalidad al turismo, y antaño, o sea, en nuestra niñez y juventud, dedicada a telas de hábitos, Cristos, Vírgenes, Santos, rosarios y todo tipo de ornamentos religiosos, bien para las distintas celebraciones religiosas como para la decoración de iglesias y capillas. Sin olvidar las tiendas como la famosa “Camerana”, suministradora de ropa interior al gusto y necesidades de la curia y de las órdenes religiosas.
Antes de desembocar en la calle de la Sal, nos topamos con el lugar que ocupó la famosa “Posada del peine”, y que actualmente aunque en un edificio de posterior construcción a la mencionada posada, se encuentra un hotel de cuatro estrellas. Parece ser que el chusco nombre con el que era conocida esta posada y que ha llegado hasta nuestros días, se debe a que había un peine convenientemente atado para evitar substracciones a disposición de todos los clientes que quisieran usarlo.
Ya adentrados en la calle de la Sal, el Dr. Cremades nos informó que los “mini escaparates” que teníamos delante de nosotros, pertenecían a la tienda más pequeña de nuestra capital. Quienes hemos vivido en este barrio, la hemos conocido como tienda dedicada a la venta de pasamanería, pero al decaer esta venta y aumentar el turismo en Madrid, su propietario optó por dedicarla a los “souvenirs”.
Pasamos por la antigua y famosa tienda de venta de lanas “El gato negro”, que ahora, aunque manteniendo la antigua fachada de madera, se dedica a objetos de regalos.
Una vez que accedimos a la Plaza Mayor, el sol lucía con fuerza entre grandes claros de nubes blancas y algodonosas por lo que en el centro de la plaza, de cara a la “casa de la Panadería”, encontramos el lugar idóneo para escuchar su larga y azarosa historia.
En estas direcciones de internet que adjunto nos ayudarán a recordar con mucho más detalle las explicaciones de sus orígenes y diferentes transformaciones que ha sufrido esta plaza a lo largo de los siglos.
Plaza Mayor de Madrid – Juan Gómeza De La Mora
Imágenes antiguas plaza mayor de Madrid
En la sexta foto se aprecia un tranvía que muchos de nosotros hemos conocido y que nos ha recordado a aquellos niños que aunque de corta edad, se buscaban la vida poniendo púas en las vías para que a su paso, el tranvía les chafara la punta. Era una herramienta imprescindible para abrir los piñones tostados que se vendían en cucuruchos como las pipas, chufas, altramuces………
En cuanto llegamos al apartado de los festejos taurinos celebrados en esta plaza, surgió la controversia de los que opinaban que siempre se había toreado a pie y a caballo, y quienes opinaban que el toreo a pie no es tan antiguo como la lidia que practicaban los nobles en sus monturas.
Parece ser que el toreo a pie no se practica hasta ya entrado el siglo XVII. Es en la inauguración de la reformada plaza de Arrabal, el 3 de julio de 1619, cuando se menciona a Juan Moreno nacido en el pueblo de Barajas y que a pie, por carecer de noble linaje, toreó junto con el hidalgo Gonzalo Bustos de Lara que lo hizo a caballo como requería su condición de noble.
Corridas de toros en la Plaza Mayor
La celebración de corridas de toros en la Plaza Mayor de Madrid
Con la prohibición de las llamadas “fiestas de los cuernos”, por Felipe V, la nobleza se desentendió del toreo a caballo, siendo los plebeyos quienes se ocuparon de estos festejos pasando de ser un enfrentamiento “deportivo” entre toro y caballero, a un negocio lucrativo ya que el torero a pie, ayudado de peones con capas, mataban al toro y vendía su carne. Para este nuevo espectáculo, Fernando VI erigió en la Puerta de Alcalá una plaza de toros, inaugurada en 1754.
Acercándose las 12 de la mañana volvimos a la calle de la Sal para oir el carillón de la Antigua Relojería, que sigue encargándose del mantenimiento del reloj de la Puerta del Sol, desde donde todas las Noche Viejas, se sigue dando la bienvenida al nuevo año.
Antigua Relojeria Telemadrid 2010
Volvimos a la Plaza Mayor donde conocimos los avatares de la estatua ecuestre de Felipe III. Son tantos y tan interesantes los datos de este monumento que merece la pena repasarlos y tratar de memorizarlos.
Estatua ecuestre de Felipe III
Estatua ecuestre de Felipe III – Proclamación república
La estatua ecuestre de Felipe IV que Galileo diseñó para que no se cayera
Continuamos la visita centrándonos en la decoración de la fachada de La Casa de la Panadería, que pasó a depender del Ayuntamiento de Madrid a finales del XIX. Antes había sido sede de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y de la Academia de la Historia.
Os recuerdo que la actual Academia de San Fernando, la visitamos de la mano del Dr. Cremades coincidiendo con la magnífica exposición sobre el reinado de Carlos III, y en la visita que hicimos por Tirso de Molina, Progreso, calle de la Magdalena…….. delante de la fachada de la de Historia que se encuentra en la calle León, conocimos la leyenda del por qué del tan curioso nombre de esa calle.
En 1988 el Ayuntamiento de Madrid decidió restaurar los deteriorados frescos que la Casa de la Panadería tenía por entonces, y que habían sido realizados en 1914 por el pintor Enrique Guijo. El proyecto que esta vez se aprobó fue el presentado por el pintor Carlos Francos, que lo finalizó en 1992, cuyas pinturas nos muestran distintos personajes mitológicos.
Un mural cambiará el aspecto de la plaza Mayor
Antes de abandonar la Plaza Mayor aún nos dio tiempo a visitar La Favorita, un antiguo negocio de venta de todo tipo de sombreros y que sigue en manos de la familia del fundador.
Saliendo por el arco que accede al Mercado de San Miguel, a mano izquierda tuvimos ocasión de admirar otro negocio centenario, esta vez se trataba de una tienda de las denominadas de “Comestibles”, “Ultramarinos”, “Coloniales”……que los actuales dueños han tenido la buena idea de mantener en buenísimo estado de conservación.
Salimos de la plaza por el Arco de Cuchilleros donde se encuentra un balconcillo conocido como “el Púlpito”, desde donde un fraile de un convento cercano, arengó a los madrileños en 1808 para que lucharan contra los franceses.
Calle de la Escalerilla de Piedra
Rodeados como estábamos de tascas, bares, restaurantes y siendo la hora de empezar con las cervecitas y seguir con algo más contundente, enfilamos a toda prisa la calle de Toledo para llegarnos al restaurante Los Galayos donde estaba hecha la reserva de la comida con la que finalizó esta nueva y estupenda visita.
Nos vemos en la próxima. ¡¡ Hasta entonces, amigos !!
María Del Carmen Del Olmo Segura