El actor José Valero y el Hospital de La Princesa, Nº 3
TIEMPO DE AYER EN EL HOSPITAL
Siglo XIX
José Valero Villavicencio (Sevilla 1808-Barcelona 1891)
EL ACTOR JOSE VALERO Y EL HOSPITAL DE LA PRINCESA
I
En la calle de Fuencarral, junto al Hospicio de San Fernando (actual Museo de la Historia de Madrid) se encuentra la “Fuente de la Fama” obra del arquitecto Pedro de Ribera. El día de su inauguración (1832) por iniciativa popular apareció un letrero que decía: “Deo volente, rege survente et populo contribuiente” ( Dios lo quiso, el rey lo mandó y el pueblo lo pagó).
En relación con la Fundación de nuestro hospital podría aplicarse la misma frase:
§ Deo volente: Para los creyentes cualquier acontecimiento es siempre así.
§ Rege survente: La reina Isabel II sufrió atentado, por arma blanca, protagonizado por el cura Martín Merino el 2 de febrero de 1852, día en que hacía la presentación a la Virgen de Atocha de su hija Isabel. La herida de la reina no fue grave y la pequeña princesa salió ilesa. Días más tarde, el 11 de febrero, aparece en la Gaceta el Decreto de la Fundación del Hospital: El art. 1º se resume indicando que se procederá a edificar un hospital que llevará la denominación de “Hospital de la Princesa” y en el art. 2º se indica que se colocará una lápida que determine su nombre y que además recuerde el nacimiento de la Princesa de Asturias.
§ Populo contribuiente: La construcción del Hospital no fue sufragada tras la subida de impuestos (como se refiere que pasó con la Fuente de la Fama) sino a través de aportaciones populares. Es decir, lo que ahora llamamos donativos. A tal fin, en el Decreto fundacional citado, el art. 3º establece que se abrirá una suscripción “general módica” para que puedan contribuir las personas de todas las clases sociales. El art. 6º determina que si el importe total de la suscripción no cubre el coste total de la obra la diferencia será satisfecha “por mí” ( la reina) y por el contrario si la suscripción general excediese se aplicará la “mía particular a la creación de uno de los otros tres hospitales”.
Estaba previsto -nada menos- que la construcción de cuatro hospitales. Y el art. 7º crea dos comisiones: Una en relación con las suscripciones y otra para lo relativo a la construcción de “los cuatro mencionados establecimientos“.
Por Real Orden anexa, se anuncia la composición de la comisión de suscripciones que determinó que habría una general “cuya cuota máxima no sobrepasará de los 400 reales” para que puedan contribuir toda clase de personas y otra especial para “todos los individuos que forman clase, ya social, ya política o administrativa o cualquier otra naturaleza“ Es decir, adineradas (nobleza, financieros, instituciones públicas, etc. ), y que se publiquen los nombres de los suscriptores con su cuota aportada “teniendo presente que estos nombres han de conservarse de un modo más duradero en el mismo edificio que sea objeto de este acto caritativo” Acordándose que estas aportaciones fueran depositadas en el Banco Español de San Fernando.
Las suscripciones llamadas especiales, hacían su aportación en metálico o costeando mobiliario o instrumental médico. Hubieron también donativos de artistas (músicos y del mundo del teatro que actuaban a beneficio del Hospital: Es el caso del célebre intérprete teatral José Valero del que pasamos a ocuparnos.
II
José Valero Villavicencio (Sevilla 1808-Barcelona 1891)
Era hijo del actor valenciano Antonio Valero. Sube por primera vez a un escenario a la edad de siete años. Siendo aún muy joven se instala en Madrid y actúa en los teatros de la Cruz y del Príncipe. Entre los estrenos de ésa época destaca Marcela (1831) de Bretón de los Herreros. Participó en los primeros años del Teatro Español y Príncipe. Entre 1837 y 1848 continuó su carrera en Cádiz, Sevilla y Barcelona hasta regresar a la capital en 1848. Tras fundar su propia compañía realiza giras por España y contribuye económicamente a la inauguración del Hospital de La Princesa. En las décadas de 1850 y 1860 alternó sus actuaciones en el Teatro Español con las del Teatro Circo. Realizó sendas giras por América Latina que le llevaron a recalar en La Habana y México D.F. Regresaría a América en 1878 (Santiago de Chile) y 1886 (Buenos Aires). Casado en dos ocasiones, una con la cantante de zarzuelas y ópera, Emilia Moscoso, con la que tuvo dos hijos, y con la actriz Salvadora Cairón. Fue coetáneo y gran rival artístico de Julián Romea. Falleció en Barcelona el día 12 de febrero de 1891, a la edad de 83 años.
La historia de José Valero va unida a la del teatro español del siglo XIX. Reconocido y condecorado por los Reyes de España: Fernando VII le otorgó el título de Caballero de Carlos III, la Reina Cristina le nombró Profesor Honorario del Conservatorio, Isabel II le concedió la Cruz de la Orden de la Beneficencia y Amadeo I le honró con el título de Comendador de Isabel la Católica. También recibió honores y gratitud por parte de los Gobiernos y público de los países americanos que visitó.
Una gran descripción sobre la vida, psicología y labor profesional de este personaje es la realizada por el gran genio del periodismo Mariano de Cavia (1855-1920) en el artículo que publicó en ”El Liberal“ el día siguiente de su muerte. Del mismo recogemos varios párrafos y entre ellos los que hacen mención al Hospital de la Princesa:
Poner el nombre del gran comediante que murió ayer en Barcelona, bajo el epígrafe de La Vida Literaria (es el título de sus colaboraciones) parecerá tal vez un contrasentido o una impropiedad, pero si el actor ha cesado de vivir, ¿cuándo dejará de vivir su nombre, unido a la historia literaria del siglo XIX.
Tras anotar los éxitos de la etapa inicial de Valero, en otro párrafo leemos:
¿Cómo describir en estas pocas líneas su carrera artística, si empezó a trabajar, es decir, a lograr triunfos en 1815 y todavía ha alcanzado ovaciones en 1890? Una vitalidad para el arte, unida a un continuo derroche de toda clase de energías fuera del teatro, nos permite poner a Don José Valero en la categoría de aquellos hombres a quienes se ha calificado como fuerzas vivas de la Naturaleza.
Sevilla fue su patria y 1808 el año de su nacimiento. ¡Qué fecha y qué patria¡. Si se me permite la frase, diré que ambas cosas se le conocían. Su temperamento, en toda suerte de manifestaciones solía ser, más que el del españolismo, el de la españolería y su vida vino a ser – en el buen sentido de la palabra- una andaluzada perpetua.
Empezó a ganar gloria y dinero a los siete años: amó y fue amado, hasta llegar a las mille e fre de la ópera de Mozart; tuvo la fortuna de ser el actor que empezó entre nosotros la regeneración social del cómico; derrochó verdaderos capitales y tuvo que ganar el pan con labor ímproba a los ochenta y dos años; pródigo sin límites, dio limosnas sin fin y estuvo a punto de pedirlas; gozó, gastó, triunfó, y sufrió.
Y en relación con el Hospital:
La vida de José Valero es fecunda en actos hermosos que acreditan su gran corazón; de su generosidad merece recordarse el haber consagrado buena parte de su fortuna, mas de 12.000 duros a la Fundación del Hospital de la Princesa. Isabel II quiso premiar su altruismo y al llamarle a su presencia le dijo:
– Pide la gracia que quieras.
-Señora- le contestó Valero – no pensaba pedir ninguna porque he encontrado en mi conciencia la mayor recompensa: pero puesto que la ocasión se presenta favorable, quiero aprovecharla. Pido se me reserve una cama en ese mismo hospital por si algún día mi desventura me lleva a ocuparla.
En uno de los párrafos finales de esta hermosa nota necrológica Mariano de Cavia escribe:
“El telégrafo no trae pormenores acerca de sus últimos momentos: Pero la Muerte ha debido vacilar antes de herirle (…)”
Los últimos años de su vida fueron tristes tras el fallecimiento de su mujer y su hijo Ricardo. Murió, según algún biógrafo, en la más estrecha pobreza. Es decir, estuvo muy cerca de ocupar la cama que, en su día, solicitara en nuestro Hospital de la Princesa.
III
Desconocemos si existió relación de suscriptores en el antiguo Hospital (Areneros), como establecía el Decreto fundacional. Ya…difícil saberlo, pues al parecer el archivo del Centro fue destruido durante la guerra civil (1936-39) y el Hospital fue trasladado al Colegio del Pilar (noviembre de 1936). En dicha relación estaría anotado el nombre de José Valero.
Adjunto a este relato fotografía de la fachada del antiguo Hospital de la Princesa en la que se puede reconocer la lápida que recordaba su fundación.
Carlos Cremades Marco
ANOTACIONES
La imagen de José Valero se ha obtenido de Wikipedia. La biografía y comentarios de artículos publicados en la prensa de la época y en especial de La Ilustración (Barcelona), nº 534, El Liberal (13/2/1891), Nuevo Mundo (octubre 1912) que recoge la entrevista a su hijo Emilio, y La Esfera (17-10-1925).