Tiempo de ayer en el hospital Nº4

por | 13/02/2015 | Historia del Hospital |

Tiempo de ayer en el hospital Nº4

Siglo XIX

El hospital de la Princesa junto a la puerta de Fuencarral.

I

No fue el Hospital de la Princesa el primer hospital que se construyó en la calle de San Bernardo. Esta calle fue inicialmente denominada “de convalecientes” porque hubo un hospital, para este tipo de enfermos, fundado por el Venerable Bernardino de Obregón. Este centro sería posteriormente el Convento de Santa Ana (regentado por los monjes cistercienses de San Bernardo). Por ello pasó a llamarse de San Bernardo.

En la misma, Juan de Mora construyó, en el año de 1642,la Puerta de Fuencarral (a la altura de la actual de Sta. Cruz de Marcenado). Esta Puerta ya aparece en el Plano de Texeira (1656). Madrid tenía entonces “dos leguas de circuito” y se edificaron quince puertas o portillos. La de Fuencarral era de las llamadas de “registro”: cerraba a las diez u once de la noche y a partir de ésas horas solo era abierta en caso de necesidad. Era una de las entradas a Madrid desde el norte. Fue derribada en el año 1867.

Junto a esta Puerta estuvo situado (siglo XVII) “El brasero de la Inquisición” llamado “el Quemadero”. La Inquisición tenía como emblema (actualmente diríamos logotipo) la Cruz Verde. Es espeluznante leer la obra de José del Olmo “Relación Histórica del Auto General de la Fe que se celebró en Madrid en 1860”, en la que se describe como los condenados a la hoguera (a los que llamaban “relajados”) eran entregados a la “justicia seglar” siendo conducidos, en procesión, por la calle de San Bernardo y Puerta de Fuencarral hasta el quemadero “distante como trescientos pasos” a la izquierda.

Saliendo de Madrid por esta Puerta (siglos XVIII y XIX) habían cuatro cementerios y solares que eran propiedad (en el siglo XIX ) del militar político, escritor y afortunado hombre de negocios Andrés Arango y Núñez del Castillo (1773-1865) nacido y fallecido en La Habana, casado con Dolores Quesada (natural de Chile), a la que Madrid dedica una calle en esta zona. Tuvo una extensa finca, que se llamó “La Chilena”: Su posterior venta y parcelación fue origen del actual barrio de Chamberí.

En los alrededores de esta Puerta celebraban en las pasadas centurias, todos los años, la romería a la ermita de San Marcos (ubicada en las cercanías de la actual glorieta de Quevedo) el día 25 de abril que llamaban “del trapillo” y de la que se llegó a decir “Que los nobles iban a ver el trapo y los plebeyos a orearlo”.

Hacemos esta introducción para decir que nuestro Hospital de la Princesa fue construido aquí: Junto a la Puerta de Fuencarral y en el solar que fue “quemadero de la Inquisición”.

II

El Decreto de la Fundación del Hospital de la Princesa fue publicado en la Gaceta el 11 de febrero de 1852 (es decir, nueve días más tarde del atentado que tuvo la reina Isabel II). Es su art. 7 se establece una comisión especial en relación con las suscripciones y otra para todo lo relativo a la construcción “de los cuatro mencionados establecimientos”. En Real Orden anexa y con la misma fecha se indica que la comisión para las suscripciones estará compuesta por el Eminentísimo Arzobispo de Toledo, presidentes del Senado y Congreso de los Diputados, Decano de la Diputación, Capital General de Castilla la Nueva y el Alcalde de Madrid.

Otra Real Orden de fecha 13 de febrero de 1852 establece la composición de la comisión relativa a la edificación de los centros, que en su art. 1 indica que estaría compuesta por un presidente (el Director General de Beneficencia), dos vocales del Consejo de Sanidad “de la clase de médicos” elegidos por el mismo, un Diputado provincial que nombrará el Gobernador, un vocal de la Junta Provincial de Sanidad (que designará la misma Junta), de un concejal elegido por el Ayuntamiento y del arquitecto de este ministerio D. Aníbal Álvarez. En su art. 2 se decide que esta comisión se ocupe en designar los terrenos en que hayan de levantarse los cuatro edificios dando preferencia, como más urgente, al Hospital de la Princesa. En el art. 4 y último se refiere a la conveniencia o no de conservar o derribar parte del Hospital General (el de Atocha).

De los días posteriores se ha escrito que Andrés Arango (del que hemos hablado en la introducción) en carta de 15 de febrero de 1852 dirigida al Consejo ofrecía su donación: “La carta autógrafa de nuestra amada Reina dirigida a V.E. con fecha de ayer ha producido en mi alma un sentimiento de profunda admiración y deseos de coadyuvar con mis medios al benéfico pensamiento aprobado por S.M. de reemplazar con cuatro hospitales el general de esta corte. Poseyendo yo un terreno muy adecuado para la fundación de uno de ellos en el punto más culminante del barrio de Chamberí, inmediato a su iglesia y al gran depósito que ha de servir para la distribución de aguas a esta población, hago donación de 15.000 pies cuadrados en dicho sitio para el establecimiento de uno de tan filantrópicos monumentos”.

En el libro “Hospital Universitario de la Princesa: 150 aniversario” de Josefa Rivera Donoso (2002) queda anotado que por Real Decreto de 29 de junio de 1852 se crea la Junta del Hospital a fin de atender a todo lo que se refiera a la construcción, tanto en la parte facultativa como en la económica y administrativa, y que sería presidida por el Duque de Riansares. Y también que los terrenos sobre los que se asentó el hospital fueron escriturados los días 13 y 19 de junio de 1854 en la notaría de D. Vicente Castañeda.

A través de prensa de entonces (La Época) conocemos que en junio de 1852 aún no se había elegido donde debería construirse el hospital. Otra notificación posterior informa que debería construirse en la montaña del Príncipe Pío, cediendo para ello, S.M. la Reina, el terreno necesario de aquella posesión que pertenece al Real Patrimonio.

En el mes de noviembre (Gaceta médica) informa que ya se han empezado “los trabajos para construir el nuevo hospital de la Princesa: Muy cerca va a hallarse del hospital militar situado en el antiguo Seminario de Nobles y de los cementerios que abundan hacia aquella parte de la población”

A principios del siguiente año, 1853, se realizan los preparativos para el acto de “La Colocación de la Primera Piedra”. Tuvo lugar el domingo día 16 de enero. En la portada de la revista “La Ilustración” del sábado día 29 de enero aparece un grabado de este acto que aquí reproducimos. Y da la noticia así: “El domingo 16 , Isabel II y su real familia, rodeada de las más altas corporaciones y funcionarios, colocaron con sus manos la primera piedra del hospital que ha de llevar el nombre de la Princesa de Asturias, y ha de alzarse en memoria de un favor recibido del cielo por estos mismos días en el año último” Y continúa así: “en aquella misma llanura extramuros de la Puerta de Fuencarral y que (…) aún conserva el nombre de Cruz del Quemadero”.

En el libro de Rivera Donoso, anteriormente citado, se reproduce un documento del Archivo Histórico Nacional: “Ceremonial que se observará en el solemne acto de colocar la primera piedra del Hospital de la Princesa”. En el mismo se dice “Que a la salida del portillo de Fuencarral, donde está el sitio destinado a las obras, esperarán a S.M.”. En el primer párrafo se cita a las autoridades que asistirán, en el segundo la forma en que la Reina colocará la primera piedra y en el tercero que “en una arca de cristal y dentro de otra de plomo se depositarán varias monedas de oro y plata con el busto de S.M. además de otros documentos y finaliza “que una vez colocada la caja en su lugar se colocará la piedra superior para cerrarla (…)”

En junio de 1855 Gaceta Médica publicaba una nota sobre el Hospital. De la misma recogemos: “Cuando un periódico de política se ha ocupado ya en publicar algunos pormenores acerca de la construcción de este asilo de Beneficencia que se trata pueda servir de modelo en su género nos ha parecido conveniente dar a nuestros lectores una idea del estado en que se encuentran las obras en las que no sabemos qué admirar más, si la rapidez con que marchan o el esmero con que se construyen , debido todo al solicito interés que al efecto se toma el entendido director facultativo el arquitecto D. Aníbal Álvarez, que constantemente las está inspeccionando. Al efecto hace unos días pasamos a examinar las obras de este notable edificio que se está construyendo extramuros de esta corte, entre la puerta de Fuencarral y el portillo del Conde-Duque sorprendiéndonos agradablemente lo adelantadas que van ya y el orden y la regularidad que en ellas se observa. Ante todo debemos manifestar que el sitio elegido para su construcción nos parece el más a propósito y adecuado para hospital por su terreno elevado horizontalmente, al Norte de la corte, despejado en todas direcciones y completamente aislado entre la prolongación de las calles Ancha de San Bernardo y Conde-Duque, el paseo de la Ronda que se dirige a la Cuesta de Areneros y esta población. Entre el muro actual de cerramiento y la fachada principal del edificio queda una desahogada plaza a la que deberán tener salida las calles del Acuerdo y San Dimas”.

Por los mismos días en que esto se escribía, la revista “Semanario Pintoresco Español” (fundada por Mesonero Romanos en 1836) el día 10 de junio de 1855 inserta la imagen que reproducimos y que tiene como leyenda “Vista del hospital de la Princesa en el estado en que se encuentra”. Es posible que éste sea el primer grabado de nuestro hospital y en el que todavía continuaban las obras. Su inauguración tuvo lugar el día 23 de abril de 1857.

La fotografía de la puerta de Fuencarral que adjunto realizada, según expertos, en los años 1858 a 1860, nos muestra al fondo (izquierda) el edificio del hospital.

III

Ochenta años después de los acontecimientos que hemos relatado, un periodista colaborador de “La Voz” (Madrid), Juan López Núñez, en su sección de “Tradiciones Madrileñas” publica un interesante artículo el día 8 de octubre de 1935 titulado “El hospital que se edificó en el antiguo quemadero”. Aconsejo su lectura que puede hacerse a través de la página de la Hemeroteca Digital . http://hemerotecadigital.bne.es/index.vm/. Termina el mismo de esta forma:

“Hoy en aquel lugar donde se levantó la cruz tantas veces mencionada ha perdido su antigua significación. Humanizado por la ciencia, está santificado por ella. El Hospital de la Beneficencia, elevado sobre las humeantes ruinas de un pasado tétrico, es símbolo de amor triunfante. A su puerta, a la sombra del hospital, juegan los niños, alegrando con sus risas inocentes aquellos sitios donde sonaron en otros tiempos los desgarradores lamentos de los reos de muerte”.

Carlos Cremades Marco

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ANOTACIONES

La primera ilustración de este trabajo corresponde a grabado de David Roberts. Londres 1836. Puerta de Fuencarral y fuerzas invasoras. En el mismo se aprecia el hermoso edificio del Noviciado de los Jesuitas y gran cúpula de Iglesia cercana, que me parece que no corresponde a la contigua Iglesia benedictina de Montserrat . Si creo tiene más semejanza con la de Iglesia de las Comendadoras de Santiago (si bien está más lejana a esta zona).

En la segunda ilustración (colocación de la primera piedra) se comprueba que aparece dibujada la cúpula de Iglesia que parece la descrita anteriormente. La cuarta ilustración (fotografía) nos muestra la Puerta de Fuencarral, pero sin el remate superior que tuvo la misma. Muestra como el tejado y ventanas que aparecen a la izquierda de la fotografía corresponden al grabado del hospital en construcción (tercera ilustración); Así también, cerca del mismo puede leerse un anuncio “de barnices”.

La carta que se reproduce de Andrés de Arango, está publicada en el blog de José Luís Saralegui Rodrigo (jose salaregui.blogspot.com.es) en su entrada correspondiente al día 6 de mayo de 2011. No indica en dicho blog de dónde la obtiene ni el archivo de procedencia, pero puede ser verosímil, ya que este señor era el propietario de terrenos en esta zona.

Desconozco si en la demolición del antiguo hospital (1962) se recuperó, o queda para futuro hallazgo arqueológico, el “arca de cristal y dentro de otra de plomo en la que se depositaron varias monedas de oro y plata con el busto de S.M (…)”

Es muy simbólica, y no creo que sea casual, la rotulación actual de una de las calles que convergen en el antiguo “quemadero” dedicada al dominico Fray Bartolomé Carranza, declarado inocente tras el sumarísimo proceso realizado por la Inquisición.